lunes, 16 de abril de 2018

La ideologia de genero

LA IDEOLOGIA DE GENERO Y SU ATAQUE A LA FAMILIA




La Ideología de Género emerge como una categoría de análisis de la realidad social y política a finales del Siglo XX y comienzos del Siglo XXI. De contornos difusos y ambiguos, podemos decir que, centralmente, supone una antropología que considera que lo femenino y lo masculino son dimensiones de origen cultural en el ser humano, quitando toda relevancia al dato biológico. De esta forma la Ideología de Género sería una clave de interpretación de la sociedad que pretende discernir y denunciar  los condicionamientos culturales que oprimen a la mujer a la vez que promueve iniciativas para liberar a la mujer de esos condicionamientos.
No es nada nuevo el que aparezcan ideologías cuyo motor es el odio. A lo largo del pasado siglo, surgió una ideología que se basaba en el odio de clases, el marxismo. También emergió otra ideología cuyo pilar era el odio entre razas, el nazismo. Hoy tenemos una ideología que pretende sustituir a las anteriores fracasadas cuya fundamentación se basa en el odio entre sexos. La Historia nos ha mostrado que las dos primeras ideologías causaron mucho dolor en todo el orbe. La tercera, la ideología de género, también lo hará.



Ideología del género
La ideología de género es la última rebelión de la creatura contra su condición de creatura. Con el ateísmo, el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo. El género –«gender» en inglés– nació en el ambiente de las ciencias humanas de inspiración freudiana. Apareció en 1955 en los Estados Unidos: John Money, psiquiatra de Harvard, ante unos casos de hermafrodismo, introdujo el concepto de «gender role» que definió: «son todas las cosas que una persona dice o hace para demostrar que tiene estatuto de hombre o de mujer». Así, esa nueva noción del papel social como fuente de la identidad sexual contenía en germen todo el proyecto ideológico del género, tal y como se desarrolló en los siguientes decenios.

Treinta y cinco años más tarde, en los años 1990, Judith Butler, que sigue siendo el líder de la revolución del género, declaró que las palabras «sexo» y «género» ya no son sustantivos, sino… verbos. Eso significa que el individuo, hombre o mujer, será lo que él o ella decidan decir y hacer. Afirmó que «ser hombre o mujer no es algo que se es, sino algo que se hace».

Algunos conceptos básicos sobre la identidad sexual
 Los especialistas distinguen tres aspectos, entrelazados entre sí, que forman la identidad sexual de la persona.
 Estos tres aspectos son: el sexo biológico, el sexo psicológico y el sexo sociológico.  Es decir estos tres aspectos no son comportamientos estancos, porque en el hombre y en la mujer existe una profunda unidad entre las dimensiones corporales, psíquicas y espirituales: una gran interdependencia entre lo biológico y lo cultural.

¿Qué es el sexo biológico?
 Es la corporeidad de una persona.  El sexo biológico viene determinado por los cromosomas XX en la mujer y XY en el varón. Estas bases biológicas intervienen profundamente en el organismo, como se ve en las diferencias estructurales y funcionales del cerebro masculino y el femenino.



¿Qué es el sexo psicológico?
 Son las vivencias psíquicas como varón o como mujer.  Esa conciencia psicológica se suele formar a los dos o tres años y coincide habitualmente con el sexo biológico, aunque haya excepciones a causa de la educación que se haya recibido.

¿Qué es el llamado sexo sociológico o civil?
 Es la percepción del sexo por el entorno. En esto hay muchos cambios, ya que esa percepción social es fruto de procesos históricos y culturales: hace unos siglos no se concebía a una mujer como militar, por ejemplo.  Además de esto, hay otros factores que conviene tener en cuenta. Hay que distinguir, por ejemplo, entre identidad sexual, orientación sexual y conducta sexual:



 Identidad sexual
 El hombre y la mujer sienten, experimentan y razonan de forma distinta, aunque sea difícil establecer lo “típicamente femenino” y lo “típicamente masculino”. Es una misma naturaleza humana que se posee de modo distinto.  Eso significa que la unidad y la igualdad entre el varón y la mujer no anula las diferencias entre ellos. Orientación sexual: heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad. Conducta sexual: es otro asunto, muy ligado a lo anterior, pero no determinado, ya que no todas las conductas sexuales responden a las propias orientaciones sexuales. Y está, por último, el hecho biológico: sólo la mujer puede ser madre y sólo el varón puede ser padre.



Esta la segunda vez que la civilización se tambalea. Pero como la ocasión anterior –hace casi dos milenios-, el peligro no está en el exterior. Al mayor imperio de la Antigüedad no lo hundieron, en última instancia, los hunos o los vándalos sino que se hundió él solo. Es más fácil de lo que parece, dejas de creer en ti mismo y te suicidas… físicamente: dejas de tener hijos. Ya puedes ser la potencia más grande del mundo, la más extensa, la más rica, la más desarrollada. Eso era Roma hasta el siglo IV.
Pero se durmió en los laureles, imaginó fatuamente que era posible tener el paraíso en la Tierra, desterrar el dolor y el sacrificio, y eso es metafísicamente imposible si se quiere sacar una familia adelante, trabajar sin descanso y mantener una prole. Porque cansa y cuesta. Así que decidió destruir la familia e institucionalizar el carpe diem. No lo digo yo, lo dicen los grandes tratadistas de aquella caída a cámara lenta: Mommsen, Gibbon o Hilaire Beloc.



Las civilizaciones no se pierden en el campo de batalla sino en el lecho conyugal. Te cargas el matrimonio y principia la ruina. Y eso es lo que hicieron los romanos, como deja constancia Séneca cuando observaba que las patricias no contaban los años por los nombres de los cónsules sino por los nombre de sus sucesivos maridos. Sin familia no hay civilización.
Occidente (EEUU-UE y aledaños) es ahora el imperio más extenso, más rico y más desarrollado de la Historia, pero a pesar de que ha puesto un hombre en la Luna, inventando la crema anti-aging y clonado ovejas, no aprende de los errores del pasado.
Y no sólo no aprende sino que en su remake de la caída de Roma incluye la puntilla: la ideología de género. El Imperio decadente no sólo sustituyó a la familia por relaciones contra natura sino que quiso imponerlas por ley. Los césares exigían que sus cortesanos aplaudieran sus extravagancias, como cuando Calígula nombró cónsul a su ¡¡caballo!! Y quien osaba discrepar ya sabía lo que le esperaba. Igual que ahora, solo que la “invitación” a abrirse las venas ha sido sustituida por la multa, el regreso de la censura, el despido o la muerte civil.
Ya ha habido gente entre rejas, como la funcionaria de Kentucky, Kim Davis, por negarse a conceder licencias de matrimonio a homosexuales, desafiando al Supremo de EEUU. Es decir, ya hay presos políticos o de conciencia, como Solzhenitsin en la URSS, por atreverse a defender la verdad y por no secundar sentencias arbitrarias e injustas como la del alto tribunal norteamericano.
También el marxismo convirtió un delirante timo en verdad científica y lo impuso luego a millones de seres humanos mediante férreas dictaduras. Pero la ideología de género es, si cabe, más letal porque el marxismo sólo pretendía una sociedad sin clases, y lo que la ideología de género pretende es una nueva humanidad donde no exista la familia. El objetivo del nuevo totalitarismo ya no es el Palacio de Invierno de los Romanov sino la cuna de la civilización: la familia y el matrimonio, con el agravante de que el ataque es insidiosamente sutil: ahora se lanza en nombre de la libertad.
No hace falta ser un lince para adivinar un resultado que ya es inocultable: Europa –más incluso que EEUU, en cuya sociedad anidan restos de libertad- camina al precipicio, al negar sus raíces, y al condenarse a sí misma a la esterilidad –de hijos, pero también de ideas, de vitalidad económica, de proyectos-, mientras nuevos bárbaros, con turbante y chilaba, se infiltran en el imperio dispuestos a tomar el relevo demográfico
Ideología de género y el Ataque a las Familias



Las familias cristianas padecen diariamente ataques en el mundo entero.  La ideología de género es sostenida, promovida y practicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que depende de las Naciones Unidas (ONU), y por numerosas instituciones de educación y de sanidad que tienen su sede en los Estados occidentales (Norteamérica, Europa occidental y Australia-Nueva Zelanda). Todo país que rechace unirse a esta ideología viene sancionado: por ejemplo, los Estados débiles y pobres son penalizados a nivel de ayudas para el desarrollo. Se ven condicionados a aceptar la ideología de género. Esta verdadera colonización afecta al conjunto del continente africano, en particular al África subsahariana, pero también a Asia y América latina.

El Papa Francisco, durante su viaje apostólico a Manila, no dudó en denunciar con fuerza una «colonización ideológica contra la familia», que intenta destruirla introduciéndose y difundiéndose en las sociedades y culturas de los países en vías de desarrollo. En el n. 56 de su Exhortación apostólica post-sinodal Amoris Lætitia, critica fuertemente la ideología mortífera de género «que niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y mujer. Presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer». El Cardenal Francis Arinze, comentando estas palabras del Papa Francisco, dijo que «los medios se han acostumbrado a desfigurar, secularizar e incluso comercializar el matrimonio y la familia». Esto es muy evidente en los programas impregnados de erotismo y de pornografía, que se dirigen también a los niños: en muchos países occidentales, después del jardín de infancia, los niños son reeducados, es decir, que se manipula y contamina sus conciencias con la ideología de género. En ciertos países, las familias no tienen elección. Así, en 2006, en Alemania, quisieron obligar a una familia cristiana protestante de ocho hijos a participar en experiencias escandalosas en virtud de la educación sexual. Los padres decidieron no volver a enviar a sus hijos a esas clases; ¡y fueron condenados a pena de prisión!

Obispos Argentinos en su Declaración sobre la Masonería:
Los ataque contra la familias cristianas, la cual tiene su origen en el matrimonio uno e indisoluble; “El Marxismo y la Masonería tienen un ideal común (…). Para lograr sus fines, la masonería se sirve de alta finanzas, alta política y de la prensa mundial; el marxismo se vale de la evolución social y económica contra la patria, la familia, la propiedad, la moral y la religión”.

 La corriente filosófica que actualmente encarna la navaja que mutila metódicamente la sociedad, ensañándose con su médula vital  -el matrimonio y familia- es la llamada “ideología de género o feminismo de género”.

La familia, es efecto, la que forja al hombre y a la sociedad humana. Hay un dicho que algunos atribuyen a Platón, que dice: “Dejadme hacer las canciones de un pueblo y no me preocupare por quien haga sus leyes”. Porque se logra más influyendo en la cultura, aquí simbolizada en los cantos, que en la misma legislación. Aunque el verdadero objetivo, como se ve es la transformación de la cultura para luego transformar la leyes. Lo que 
platón dice que los cantos, quienes están detrás de la ideología de género lo hacen con la familia. Cámbienos la familia y no importará las leyes, las cuáles podremos cambiarlas más adelante cuando haya cambiado la familia. Las nuevas corrientes filosóficas y políticas han hecho suya una frase que se encuentra en el Manifiesto Comunista de Karl Marx y Frederick Engels: “Abolir a la Familia”.




Infografia

NELSON MANDELA




Nelson Rolihlahla Mandela nació el 18 de julio de 1918, en Mvezo (Sudáfrica). fue un abogado, activista contra el apartheitd, político y filántropo sudafricano.
Activista y político sudafricano que lideró los movimientos contra el apartheid  tras una larga lucha y 27 años de cárcel, presidió en 1994 el primer gobierno que ponía fin al régimen racista. El siglo XX dejó dos guerras mundiales, los campos de exterminio y el terror atómico, pero también grandes campeones de la lucha contra la injusticia, como Mahatma Gandhi o Martin Luther King. El último y más carismático de ellos fue Nelson Mandela.
Ingresó en la Universidad de Witwatersrand (Johannesburgo), donde se graduó, en 1942, como abogado. Se unió al Congreso Nacional Africano (CNA) con ayuda de Walter Sisulu. Mandela se unió al Congreso Nacional Africano (CNA); una organización que llevaba a cabo campañas pacíficas contra la discriminación y excesiva explotación que sufrían los negros sudafricanos. Así comenzaría su andadura política.


 En el año 1943 fundó la Liga Juvenil y En 1948, el partido nacional que llego al poder creo el régimen del apartheid o "desarrollo separado de cada raza en la zona geográfica que le es asignada". organizó cuantiosas protestas no violentas en contra de  ‘apartheid’.

 Lucha contra el apartheid, arresto y años en la cárcel
En 1948 llegaron al gobierno de Sudáfrica  un grupo de nacionalistas radicales que trajeron tras de sí un régimen de segregación racial en la que se impuso la supremacía del hombre blanco. Mandela, lejos de sucumbir al absolutismo racista del gobierno, organizó una rebelión de desobediencia civil no violenta desde el seno del CNA. Tras 10 años de lucha incesable contra el apartheid, los dirigentes imperantes quisieron acabar con la resistencia del CNA de raíz e ilegalizaron el partido, llevando a Mandela y al resto de activistas a organizar una lucha armada desde la clandestinidad. El 5 de agosto de 1962, Nelson Mandela fue arrestado por conspiración contra el gobierno (entre otros delitos) y pasaría en la cárcel los siguientes 27 años de su vida.

Los gobiernos siguientes, presididos por Strijdom y Verwoerd, continuaron idéntica política. Un decreto de 1949 prohibió los matrimonios mixtos; otras leyes y reglamentos posteriores acabaron de configurar el sistema segregacionista: reconocimiento oficial de las razas, segregación a la hora de utilizar servicios (incluso el espacio de las playas) y separación en las fábricas y en los transportes públicos.
Bajo la inspiración de Gandhi, el Congreso Nacional Africano propugnaba métodos de lucha no violentos: la Liga de la Juventud del Congreso (presidida por Mandela en 1951-1952) organizó campañas de desobediencia civil contra las leyes segregacionistas. En 1952 Mandela pasó a presidir la federación del Congreso Nacional Africano de la provincia sudafricana de Transvaal, al tiempo que dirigía a los voluntarios que desafiaban al régimen; se había convertido en el líder de hecho del movimiento.


La represión produjo 8.000 detenciones, incluyendo la de Mandela, que fue confinado en Johannesburgo. Allí estableció el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica. Paulatinamente había ido abandonando su postura africanista y adoptado la ideología del humanismo internacionalista que sostendría durante toda su vida.

En 1955,reapareció en público, promoviendo la aprobación de una Carta de la Libertad, en la que se plasmaba la aspiración de un Estado multirracial, igualitario y democrático, una reforma agraria y una política de justicia social en el reparto de la riqueza. Por aquellos años otra mujer irrumpió con fuerza en su vida: la asistente social Nomzano Winnie Madikizela, más conocida como Winnie Mandela, con la que se casó en 1958. El gobierno reprimía los manifestantes con sangre y violencia, y entonces fue cuando Mandela recurrió a la lucha armada. Al año siguiente fue capturado y condenado a cadena perpetua. Allí pasaría 27 años de su vida en condiciones precarias; solo se le permitía recibir una visita y una carta cada seis meses.

 En 1969 el servicio secreto sudafricano preparó el asesinato de Mandela dentro de la misma cárcel; simularían un intento de fuga donde sería asesinado en apariencia de una recaptura. Gracias a un agente del Servicio de Inteligencia Británico se impidió tal operación.
Aun estando en la cárcel, su lucha no cesó. Su nombre cada vez se oía más y la lucha contra la ‘apartheid’ era constante. Llegó ser conocido como el líder negro más importante de Sudáfrica.

En el año 1990 el presidente moderado Frederik de Klerk liberó a Nelson Mandela, que ya tenía 71 años, y juntos negociaron y derogaron la ‘apartheid’ un año después. Por ello en 1993 fueron galardonados ambos con el Premio Nobel de la Paz.
Las primeras elecciones multirraciales de 1994 dieron la victoria al ANC (Congreso nacional africano) con el 63% de los votos. Días después el parlamento designó a Mandela presidente de Sudáfrica.


 Trabajó durante su mandato por instaurar la democracia en un país donde la violencia, la discriminación y la injusticia dominaron durante muchos años. Gobernó hasta 1999 y entonces decidió retirarse de la vida política.
Su opinión es todavía consultada en asuntos importantes de su país, por lo que no hay duda de todo lo que significa Mandela. Fue significativo oírle decir en su mandato “no esperéis milagros”, cuando el hecho de que ya estuviese ahí, era uno.


Linea de tiempo

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